martes, 17 de marzo de 2015

HISTORIA DE CINCO ABEJAS REINA Y UN APICULTOR


 

De todos es sabido que las abejas somos insectos muy sensibles, que necesitamos protección del exceso de frío o de calor, de la lluvia, así como tener un lugar seguro donde almacenar nuestro alimento.
El hombre, hace mucho muchísimo tiempo, sacaba de los troncos huecos de los árboles, de grietas de las rocas,…., nuestra miel sin tener en cuenta que destruía nuestra colmena.

Pero desde muy antiguo, entendió que nos podía domesticar, a nosotras las abejas, lo que facilitaba la cosecha de la miel y esto les ayudaba a su conservación y reproducción.

LÍNEA DE TIEMPO DE LA APICULTURA


Os voy a contar ahora una historia real en la que un apicultor y sus cuatro abejas reinas lograron a través de sus conocimientos y pasión por las matemáticas conseguir un exquisito manjar con el fin de que otros se beneficiasen, lo cual les colmaría de gozo y felicidad.

En un remoto y virtual lugar vivía un apicultor, cuyo sueño era poder elaborar la mejor miel. Una miel que estuviese para chuparse los dedos pero que todos pudiesen apreciar y comprar.

Para ello contaba con un equipo de cuatro abejas reinas. Ellas eran muy diferentes entre sí y de lugares muy alejados, (Toledo, Valencia, Sevilla y Cuenca ), donde había flores adaptadas a cada lugar. A pesar de estas diferencias lograron aunar su forma de pensar, que era muy matemática, para adaptarla al lugar donde vivían y así, junto con los cuidados de su devoto apicultor conseguir una gran cosecha, a esto se le llama trabajo colaborativo.



Estas cuatro abejas reinas (Ana, Sara, Tentudía y Sandra) serían las guías del enjambre. De todos es sabido que no todas las abejas de la colmena son iguales. Hay una reina que es de mayor tamaño. Recibe una alimentación especial, la jalea real. La reina es la única que pone huevos fértiles, por lo que el resto de miembros de la colmena dependen de ellos. El zángano es el que fecunda a la reina, en muchas ocasiones en ello se le va la vida. Y por último, y no por ello menos importante, están las abejas obreras, cuyo papel es fabricar y almacenar cera, miel, polen, propóleo, jalea real; proteger y limpiar la colmena y cuidar de las crías, entre otras funciones. Es decir en el panal a pesar de nuestras diferencias todos tenemos una función importante que desempeñar.
 
En definitiva, somos bichejos muy ocupados que vivimos en comunidad, cada miembro es indispensable para todos y ninguno de nosotros podría subsistir solo.
 
JoseMa, nuestro apicultor, preparó todos los materiales para facilitarnos una buena casa donde asentar cada una de las cuatro colmenas. Nos dio una buena base (o banquillo en terminología de apicultor), sobre la que se asentaría la colmena y luego dejó a sus reinas organizarse.
Como abejas pensamos que el trabajo basado en proyectos en el que todos los miembros de la comunidad tengan la opción de pensar y de tener un papel relevante es una buena manera de trabajar y de obtener buenos frutos. Para ello tuvimos que investigar mucho hasta poder sentirnos cómodas con la tarea encomendada. Pero teníamos la tranquilidad de que nuestro apicultor nos vigilaría con mimo y no dejaría que factores como la cercanía o lejanía a las flores o a aguas limpias, los vientos o la exposición al sol por las mañanas se nos escapasen de nuestro análisis a la hora de elegir el lugar donde asentarnos, pues de ello dependía nuestra miel.

 
Él siempre confió en el buen sistema de comunicación entre abejas. Aquí os paso un ejemplo de cómo nos entendemos:

LA DANZA COMO MÉTODO DE COMUNICACIÓN DE LAS ABEJAS


El apicultor y las abejas poco a poco fueron levantando las colmenas. Nuestro tamaño también era importante tenerlo en cuenta. Resolver el proyecto requirió de mucha precisión, cálculos y esfuerzo, un trabajo día a día.

HEXÁGONOS: EL CÓDIGO DE LA NATURALEZA (FORMA Y SIMETRÍA)


Finalmente llegó el gran día. Las abejas y el apicultor recogieron los frutos de su esfuerzo. Fue una cosecha muy gratificante, una miel excelente tanto en variedad de gustos como en calidad, que quisieron compartir con todos los que estuvieran interesados, para que aquel que quisiera pudiera fabricar su propia miel.

ABEJAS BEES, Juan Antonio Moya


“He lamentado profundamente no haber avanzado al menos lo suficiente como para comprender algo de los grandes principios fundamentales de las matemáticas, pues los hombres que los dominan parecen tener un sexto sentido”. Charles Darwin.

“El gran libro de la naturaleza está escrito en los símbolos matemáticos”. Galileo Galilei.

“Las abejas… en virtud de una cierta intuición geométrica… saben que el hexágono es mayor que el cuadrado y que el triángulo, y que podrá contener más miel con el mismo gasto de material.”. Papus de Alejandría.


 

Sandra García González

 

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